Antes de continuar desarrollando este artículo es conveniente definir un poco el benchmarking. Este término hace referencia al estudio de las acciones llevadas acabo por las otras empresas de tu sector en relación con la situación de tu negocio.
¿Y para qué te sirve esta información? Pues para hacerte una idea de las buenas prácticas que podrías emplear en tu empresa. Esto es de suma importancia de cara a conocer el entorno en el que te mueves así como los posibles riesgos y oportunidades que se le pueden presentar a tu e-commerce.
Los datos que obtengas en este sentido te servirán para asegurarte de que los objetivos empresariales que te hayas marcado son realistas y pueden conseguirse en un plazo aceptable. Además, tampoco podemos dejar de lado el valor inestimable del conocimiento de tu público objetivo que ya poseen tus competidores.
Como es lógico, la marcha de un negocio tanto online como offline depende de múltiples factores. El análisis de la competencia que se realice puede ser todo lo exhaustivo que se quiera pero han de establecerse límites. Tiene que prestarse atención a aquellos indicadores que sean verdaderamente relevantes para tu empresa.
Vayamos con un ejemplo para entender la utilidad práctica del benchmarking. Imagina que tu e-commerce acaba de salir a la luz y tu principal preocupación es conseguir tráfico, es decir, visitas que con el tiempo generen ventas.
Ver cómo logra la competencia este objetivo puede ser muy beneficioso. ¿Es bueno centrarse en la creación de contenidos? ¿El e-mail marketing funciona en mi sector? ¿Hacer una campaña en Google Ads puede provocar que aumente tanto la visibilidad de la tienda como el número de ventas?
No existe una respuesta única a cada una de estas preguntas porque cada empresa se mueve en su propio contexto y afronta sus propios retos. Los medios disponibles, el presupuesto o las limitaciones de tiempo son aspectos a tener en cuenta.
Cabe resaltar que el benchmarking no es efectivo si no elegimos bien las empresas con las que nos comparamos. Por ejemplo, si tienes una web de muebles de alcance local no puedes compararte con Ikea, por ejemplo.
Internet rompe las barreras físicas y hace que suba exponencialmente el número de negocios que compiten con el tuyo por la captación y fidelización del cliente pero no se debe dejar de lado el ámbito en el que nos movemos. Un negocio ha de crecer de una forma planificada, ordenada y sin querer abarcar más de lo posible. Utilizar los recursos de modo eficiente es un paso crítico.
Se pueden distinguir tres tipos diferentes de benchmarking. El competitivo es del que hemos hablado hasta ahora y se centra en analizar las características de nuestros competidores para compararlas con nuestro negocio online. El interno se da en grandes empresas que pretenden mejorar la eficiencia y los resultados de sus distintos departamentos. Y por último, está el benchmarking funcional que establece comparativas con otras empresas que no comparten nuestro nicho de mercado.
Cuidado con caer en la trampa de no salir jamás de la fase del análisis de datos. Una de las mayores ventajas del benchmarking para un negocio online es que permite implementar acciones de mejora concretas que impulsen al e-commerce en cuestión.
Algunos pueden pensar que se trata de copiar una metodología de trabajo pero esto no es así. Las estrategias que se apliquen siempre han de responder a las necesidades concretas de tu negocio aunque cuentes con una magnífica fuente de inspiración.
En suma, el benchmarking es útil en la medida en la que te permite hacerte una idea de las estrategias que funcionan en tu sector sin correr riesgos. Sin embargo, no olvides que la información por sí sola no vale nada y que el análisis de la competencia es un proceso continuo que nunca termina del todo.